martes, 9 de mayo de 2017

¿De quién/qué estamos hablando?

Hay algo que está en nosotros, en todo lo que por sí mismo se identifica, que no puede verse., o más bien, no puede descubrirse. Ya hemos descubierto lo que nos hace inclinarnos a la cólera o al bienestar, que es gobernado por un ensamblador biológico que traduce la química compleja en acciones "medianamente" mayores, en la escala física en que nos identificamos. Inclusive hemos descubierto (y aún se descubre más) las "reglas" en que todo funciona, últimamente con más vigor en el campo de la cuántica, pues es el mundo fundamental.

Somos vida, gozamos de ella a partir del, quizá, más grande ensamble caótico del universo, no lo sabemos. Pero la grandeza física que se expresa en nosotros es inimaginable. Por ejemplo: esas entidades no vivas, moléculas hipercomplejas, que reaccionan según su naturaleza elemental, divergiendo o dejarse seducir por las fuerzas electromagnéticas de más entidades., Éstas, a su vez, relacionándose con un ecosistema con una historia evolutiva antiquísima, como lo somos nosotros., como si fuésemos un pantano con un tráfico excelente y bien organizado. Y allí mismo está la cuestión: lo impensable que es nuestra condición, y yo (singularizando ya) viviendo el empirismo de lo enmarañado de ésta forma física, en la que solamente ocupo un instante de todos los que acontecen años luz de mí. No me atrevo a decir menos, ya que la distancia que me separa de algún otro humano no es la suficiente como para no resentir la decisión de éste, por más insignificante que se viva. Pero no puedo conocer el fenómeno que me hace percibir de ésta forma, excluyendo los descubrimientos que provocan la experiencia biológica. ¿Por qué no percibir todo el universo a la vez? A ese espacio que aún no nos contagia siquiera de su luz. ¿De qué forma es que hay que doblarnos para encontrar lo que ha estado buscándose por sí mismo siempre?