domingo, 10 de diciembre de 2017

Muerte amable

Más duro aceptar la vida. La claustrofobia parece ser inminente, y lo es, mas nuestra muerte es la ilusión más útil y terrible. Es la medicina a algo que sí es inacabable.
Parece ser un monstruo ingenioso, la vida. Brillante demonio que nos hace amarlo.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Del nacimiento

¿Y si nuestra realidad suprema quiso iniciarse en un momento que sería el nacimiento de su falsa sombra? Por cualquier razón.

Por eso, ¿Qué eramos antes de nacer? ¿Por qué de pronto aparecer en un momento de la historia?




martes, 19 de septiembre de 2017

Los arbitrarios moldes

El amor toma formas muy extrañas de gente que no tenías ni idea sería así. Pero es emocionante y causa el placer que hace llorar. Es tan real como la respiración. Y tan conmovedor como la noche.
El estremecimiento de la garganta pesada, la extraña picazón del fondo de la nariz, como si pasaran una pluma ancha por allí. Esas cosas se sienten.
El universo y sus secretos no admiten dejarse ver por lo que pueda sentir nostalgia, compasión, vértigo o cualquier forma de rechazo a la verdad.

jueves, 24 de agosto de 2017

O

La violencia tan molesta.
Incómoda, (en el enojo que no te es, en lo imprevisible, en donde no se supone que se halle)
Contagiosa, (en la venganza, en la justicia)
Insaciable (Sedienta de culpa)
y calurosa.

Se encuentra infecciosa en el amor., en la familia, en la música, en el alumbramiento, en el éxito, en la juventud.

La sangre es lo más furioso que hay en un hombre, y lo alimenta todo. Siempre.
Cuando la sangre se sosiega, es peligroso. Hay muerte en la paz de la tempestad de la sangre.

Sucede que hay que tomar gusto al combate, en vez de, derrotado, llamar por imposible al pulso que nos mantiene vivos.


lunes, 24 de julio de 2017

El rumor del agotamiento

 El rumor de la resignación. Es cáustico, te roe como un insecto que descompone y devuelve aserrín muerto. Lo devora todo. Te viola los oídos y escuchas su coito pegajoso en tus sesos.
-¿Quién es?, ¿quién es?
Y lo ayudas, al puñetero, a devorarte. Pero ni lo sabes, no entiendes bien qué carajos está haciendo, porque tú eres más perverso a tu juicio que ese sarro inmundo que te despostilla. Y te cuestiona, y respondes, con aún más malicia que nunca, porque esa fealdad no se extingue, se hace más grande y no puedes hacerla del tamaño en que vino. Debes hacerte más, mucho más grande para defenderte de ese depredador. Por eso la peligrosidad del adulto.

Si no fueses de carne y agua, habría humo del estrés serrante. Tu ojo derecho sufre aguijonazos; al izquierdo no le importa. Aunque qué nervios.

-Dame tus dedos. Abrázame la mano con ellos. Léeme con tus labios mi hechura. Bésame.
Lo más realista de tu teatro entre sienes. Porque a pesar de lo hermoso, hay un cabrón que estuvo viendo la sala pornográfica, que es considerablemente más grande. Todo el capítulo fue en su mayoría felación, desviaciones y muchas mujeres. Sin ningún sentido salían todas esas que no pudiste, o aún mucho peor, no podrás ni acariciar sus muslos reconfortándolas, o haciendo algunas de esas pendejadas para saquear un beso. De lujuria oculta, el beso.
Pero, ¿cómo no perderte, perder la mente, en esas piernas lizas apretándose en sus pantalones? O las terriblemente finas curvas de sus nalgas empoderadas por esos desgraciados, afortunados pantalones. De todas ellas, las más preciosas mujeres que alarman.

Cuando te enamoras, y puedes ver el amor en tu escena imaginaria triunfadora (siempre excelsa), no la ves así, no solamente. Tu porno se vuelve erotismo fino. Difícilmente puedes ver una mujer con las intensiones rabiosas sexuales como lo hacías, ya hay remordimiento:
-¡Vuelve a ella! ¡Vela, vela, vela! Sí...ella. - Y sucede una imagen, que si no la pensaras con tanta seriedad, sería cómicamente fotográfica, que reemplaza lo otro efectivamente. Su gesto, como haya sido el recuerdo, es ingenuo. Más vale, que detrás estaba una joyita adolescente que solamente en ésta época hay.

¡Desasosiego es lo que falta, chingao! Y siempre mucha inteligencia, que no es vehemencia lo que buscas.

Si ya la tenías. Todo el instinto, lo que se llama instinto, te dijo al oído, casi sobándote con sus putas palabras, su lengua áspera, que ya eras libre.
He allí lo confuso, lo letal, lo esquizofrénico, que puede llegar a ser un rumor...

martes, 9 de mayo de 2017

¿De quién/qué estamos hablando?

Hay algo que está en nosotros, en todo lo que por sí mismo se identifica, que no puede verse., o más bien, no puede descubrirse. Ya hemos descubierto lo que nos hace inclinarnos a la cólera o al bienestar, que es gobernado por un ensamblador biológico que traduce la química compleja en acciones "medianamente" mayores, en la escala física en que nos identificamos. Inclusive hemos descubierto (y aún se descubre más) las "reglas" en que todo funciona, últimamente con más vigor en el campo de la cuántica, pues es el mundo fundamental.

Somos vida, gozamos de ella a partir del, quizá, más grande ensamble caótico del universo, no lo sabemos. Pero la grandeza física que se expresa en nosotros es inimaginable. Por ejemplo: esas entidades no vivas, moléculas hipercomplejas, que reaccionan según su naturaleza elemental, divergiendo o dejarse seducir por las fuerzas electromagnéticas de más entidades., Éstas, a su vez, relacionándose con un ecosistema con una historia evolutiva antiquísima, como lo somos nosotros., como si fuésemos un pantano con un tráfico excelente y bien organizado. Y allí mismo está la cuestión: lo impensable que es nuestra condición, y yo (singularizando ya) viviendo el empirismo de lo enmarañado de ésta forma física, en la que solamente ocupo un instante de todos los que acontecen años luz de mí. No me atrevo a decir menos, ya que la distancia que me separa de algún otro humano no es la suficiente como para no resentir la decisión de éste, por más insignificante que se viva. Pero no puedo conocer el fenómeno que me hace percibir de ésta forma, excluyendo los descubrimientos que provocan la experiencia biológica. ¿Por qué no percibir todo el universo a la vez? A ese espacio que aún no nos contagia siquiera de su luz. ¿De qué forma es que hay que doblarnos para encontrar lo que ha estado buscándose por sí mismo siempre?

miércoles, 19 de abril de 2017

El Diablo verdadero



Completamente rojo; color rabioso, violento. Bastante alto y desnudo siempre. Sin piel en la cara. Y los músculos que hacen al gesto, sanos, como si de piel normal se tratase. Su mirada era rubia y de anaranjado llameante.

Éste permanecía sentado en un sofá, le veía la nuca hipnotizado, rodeándolo para verle mejor. Cuando estuve lo suficientemente a su vista se irguió para colocar su mirada en la mía. Me señaló con su dedo índice, y yo veía fascinado: Completamente rojo; color rabioso, violento. Bastante alto y desnudo siempre. Sin piel en la cara, y los músculos que hacen al gesto, sanos, como si de piel normal se tratase., y su osamenta bien maciza, rojiza, ancha. Su mirada era rubia y anaranjado llameante. A veces con magnífica cuerna.

Su seriedad era sospechosa y hechizante. Lo sabía todo, y yo lo vi. Lo estuve viendo, lo descubrí. Sin siquiera saberlo, me escurrí por su omnisciencia, encontrándolo en su concentración habitual con la que fabrica su arreglo eterno. Su universo.



Todo ésto en una casa de oscuridad parda. No era suya, más bien era su epicentro en ese instante por donde él trabajaba.

domingo, 26 de marzo de 2017

Inabarcable

Qué exquisita elegancia brindas al hálito del cielo entre nosotros cuando tañes tu español perfecto. Y seduces, sin quererlo, mi oído enviciado. Así, estremeces mi pecho, agitando la sangre que ocupo para verte; en arte, muriendo a la vez que fecundas y haces vivir un genio fragmentado, mudo a la realidad. Me matas cien veces con uno de tus arpegios deliciosos para entonar tu pensamiento, y hay solo una vida para pretender satisfacer nuestra ambición creativa.
 No es correcto referirse a ti como un instante: Eres la belleza del cosmos; del humano; del tiempo sigiloso que hizo el maridaje excelente. No eres un momento: Eres todo a la vez, sin memoria de tu conjunto. Si supieras que, ahora mismo, eres el perfume que da armonía al cromatismo de un jardín; O que fuiste la galaxia más majestuosa del universo; Y serás, aún, la excéntrica vida.

La belleza más completa.